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martes, 20 de octubre de 2009

¿Por qué admiro a Denise Dresser?



¿Que por qué admiro a Denise Dresser?

El México en el que vivimos hoy está podrido. Eso duele reconocerlo como ciudadano, como joven en un país de promesas que día con día se ven más lejanas e improbables. Vivimos entre narcotraficantes que gobiernan y gobernantes que delinquen, entre descabezados, levantones, policías corruptos, sindicalismo putrefacto, corrupción (en mayoreo y menudeo), balaceras en horas pico, avionazos, crisis económica, injusticias, y un sin fin de acontecimientos que parecerían ser parte de una obra de ficción macabra.

En pocas palabras, vivimos en un país de desesperanza. El olor a caño se deja sentir en cada institución, en los hospitales, en la burocracia, en la juventud, en los barrios bajos, en los barrios altos. En este panorama desolador, pocas son las personas que toman acción, que ponen en juego su posición ética, adoptando una actitud de compromiso, para tratar de cambiar las cosas, para hacer algo con lo que saben hacer y construir cosas nuevas, acciones que contrasten con la opacidad del resto de mexicanos apáticos que nos hacemos de la vista gorda y aguantamos esperando que todo pase, algún día, de cualquier forma.

Denise Dresser es una persona que, siendo ya una figura pública, marca esta necesaria diferencia. La profesora Denise Eugenia Dresser Guerra es el ejemplo de un académico comprometido que trasciende las cuatro paredes del aula y trabaja más allá de la cátedra de investigación universitaria. Se ha hecho popular por su peculiar estilo claro y contundente al denunciar las cosas que no le parecen y que muchos no se atreven a decir. Sus posturas y opiniones son nítidas en particular en temas como la Ley Televisa, y los Monopolios empresariales en México, asuntos sobre los que ha expresado abiertamente su oposición. Es famosa también por mencionar nombres y apellidos al dejar clara su postura en contra de los manejos de personajes emblemáticos de la monopolización y la cúpula empresarial mexicana, como los de Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego.

Una de las cosas que la hace especial es que, siendo una mujer preparada, de un currículum envidiable, profesora invitada en recintos académicos como la Universidad de California, Georgetown, Berkeley, con un inglés perfecto, utiliza su autoridad como académica con una seguridad que la ha hecho ya un líder de opinión en nuestro país. Lo mismo la escuchamos citar a su público libros sobre ciencia política, datos históricos y de paso recomendar textos académicos sobre capitalismo e inversión en su ya famoso discurso ¿Qué hacer para crecer?, en el foro México ante la crisis en enero de este año, que explicar de qué manera personal se defiende ante el monopolio de Slim utilizando un telefóno celular de otra compañía y elucidando el porqué de su decisión (ambos episodios disponibles en Youtube).

Lo que nos enseña es la clara convicción de poseer una postura ética , que puede o no ser compartida, pero que siempre puede ser debidamente argumentada, y que debe suscitar la diferencia y por lo tanto el sano debate donde todas las voces deben ser escuchadas. Esta cualidad no debe ser sólo de los académicos, de ninguna manera, al contrario, pareciera que la profesora Dresser nos invitara a replantear cuáles son nuestras posiciones con respecto a la situación del país y de qué manera estamos actuando.

La labor que el académico realiza cuando hace oír su voz más allá de las aulas, es de vital importancia para el crecimiento de un país. Su labor se hace necesaria no solamente como divulgador científico, como alguien que por su determinada popularidad puede acercar el conocimiento o un saber determinado y hacerlo accesible a más ciudadanos de toda clase, sino también porque al exhibirse planteando sus opiniones y posturas colabora a entablar un ambiente de diálogo y discusión abierta, cualidad importantísima en una sociedad democrática. Un profesor en el posgrado me contaba que cuando Fernando Savater le dictaba clases en la Universidad Complutense, llegaba con guardaespaldas quienes cuidaban de él en la institución: Savater , filósofo vasco, amenazado de muerte por ETA, por sus convicciones anti-separatistas, siempre públicas. La doctora Dresser es un ejemplo vivo y dinámico de esta figura de la que hablo, que se hace presente en los medios de comunicación y el internet.

Además de sus diversas publicaciones, es coordinadora de dos antologías llamadas Gritos y Susurros, donde mujeres mexicanas exitosas en distintos campos y áreas, se revelan y expresan aquello que las sorprende, sus debilidades y flaquezas, los momentos en los que la vida las ha tomado por sorpresa. Esos textos nos recuerdan que hay gente valiosa en el país que piensa que hay cosas que pueden cambiar, que el éxito no es cosa fácil pero tampoco es imposible. Un mensaje personal de la doctora, compartido por demás profesionales, y hecho público, publicado pues.

En fin, yo admiro a la profesora Dresser, porque me hace sentir que a pesar de vivir en un país podrido de muchas partes, tengo la capacidad para hacer algo que ayude a su regeneración. Me inspira a llegar a ser un académico comprometido con mis ideas y convicciones. Me hace creer que todavía hay esperanza, y que la educación es su estandarte.

1 comentario:

  1. Cuando escribí este textito, realmente creía que la educación y las convicciones firmes eran suficientes para aspirar a un mundo mejor. Hoy pienso diferente. Mas sigo pensando que Denise Dresser es lo máximo...(L) je

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