Tras los pasos que dejaste, ya no hay nada.
No quedan ya, ni siquiera,
los vestigios de las huellas de tus marcas,
ni el olor del polvo en tus zapatos,
ni el ruido del cofre que arrastrabas .
No dejaste nada.
No hay un solo pie, ni un solo brazo,
ahora,
que no huya de mi tronco alucinante.
De los nudos vacíos de aquellas piernas
sólo quedaron los suspiros de sus roces.
Y sólo eso.
También, con la furia de tu boca,
huyó toda resonancia.
Ya no quedan ni siquiera los lamentos
de rodillas, de los codos, muebles viejos.
Tampoco ellos se escuchan en mis huecos.
No hay nada más que este silencio que me invento.
No hay hilos, ni agujas, ni palabras,
ni lenguas que se doblen o se escondan.
En la habitación de los agujeros,
me dejaste sin aguja y sin estambre.
Completamente desvalido de ficciones.
Lo amé. Y tienes razón, tras los pasos que dejó, ya no hay nada. Nada.
ResponderEliminar¡Qué hermoso!
ResponderEliminarno lo puedo creer ^_^...alguien leyó y comentó una entrada :D ...jaja mil gracias.
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